miércoles, octubre 19, 2011

Las Pasaderas

29 de Junio: San Pedro y San Pablo- Las Pasaderas
Las «Pasaeras» era un juego que consistía en cruzar el cauce del río Darro sobre piedras enjabonadas o con sebo. Era como una cucaña, sólo para señoritas, se iniciaba la diversión a las siete de la mañana y otorgaban premios la Comisión de Festejos y el comercio. En 1972, último año de las «pasaeras», pusieron la fiesta a las siete de la tarde; ¡Innovadores!

El cura Bueno Pardo escribe: «El día de San Pedro va mucha gente a rezarle y mucha, mucha, muchísima a las enjabonadas pasaderas del río; a mojarse las mozuelas gentiles los zapatitos nuevos y las bordadas fimbrias de los limpios vestidos en la espuma de la corriente mansa, mientras que, atolondrada muchedumbre del masculino sexo, se entretiene en cazar «monas» por los alrededores pintorescos de las cercanas alturas» Surroca dice que los mozos se dedican a cazar «moscas». El que tenía razón era el cura, pues los jóvenes, además de trincar mozas entre los árboles, agarraban «monas», jumeras increíbles. Afán de Ribera dedica a la Fiesta de las pasaderas más de diez páginas, en las cuales describe minuciosamente el jolgorio y su mecánica. En un momento explica: «¡Qué bulla y qué bullicio cuando alguna forastera, moza de servicio, más audaz que sus compañeras, intentaba la aventura, dando por postre un episodio de enseñanza libre de robustos cimientos y de ligas más o menos verdes o coloradas!» Al fin, todo el mundo acababa cantando lo de «A San Pedro, como era calvo, le picaban los mosquitos, y su madre le decía: Cómprate un gorro, Perico».
Hasta hace unos años se mantuvieron las pasaderas y hoy esperamos su rehabilitación, ya que se habla de «asociación de vecinos de San Pedro». Si renacen, estamos seguros que los organizadores sabrán respetar las tradiciones. La víspera de la fiesta, Los Serenillos, que tenían un quiosco al lado del Rey Chico, eran los encargados de abrir la poza y colocar los peñones para las pasaderas: eran siete, tres fijos al principio y tres, también fijos, al final, y el de en medio, que se movía. A las piedras se las untaba con jabón y sebo, con lo que resultaba muy difícil cruzar el río sin caer a la poza, incluso evitando la piedra móvil del centro. La diversión se iniciaba con el alba y los mozos esperaban el comienzo de ella tomando anís y buñuelos, aquellos que se vendían engarzados en un junco. En los últimos años de su celebración, con las limitaciones a que eran sometidas las jóvenes, las principales participantes, a la hora de cruzar descalzas las «pasaeras», fueron las «niñas de mal vivir». Y, entre ellas, se dice que aguantaron hasta que se extinguió la fiesta, la Puta Pelada y la Pelona de la Fuente, muy habilidosas en esquivar resbalones. Al medio día, se cercaba el paseo y se obsequiaba a los chaveas del barrio con arroz con carne. Lo preparaban los cocineros del Sacro Monte, que bajaban con toda clase de cacharros y peroles y lo servían las mozas del barrio, ataviadas con mantones de manila y peinetas. Ambiente muy de los años cuarenta.

Estracto del libro de Antonio Joaquín Afan De Ribera - Fiestas Populabes De Granada (1884)
I.
Hay Santos de miedo, según la frase vulgar, y eso acontece con el bendito San Pedro, aunque sea el amo de las llaves del cielo, y uno de los más populares apóstoles cuando andaba por estos mundos de Dios.
Asi es, que el hecho á que se refiere el cantar granadino que dice:

Dauro tiene prometido
el casarse con el Genil,
y le ha de llevar en dote
plaza Nueva y Zacatín.

Afirman viejas comadres que ha de tener efecto un 29 de Junio, aunque sin poder asegurar el año, pues á tanto no llega el espíritu profótico de estas aves de mal agüero. Mas los incrédulos se burlan de semejantes murmuraciones, achacándolas á malquerencia con el Santo, por suponérsele enemigo nato de las solteronas, á las que tiene jurado no abrirlas ni la rendija más diminuta de la mansión apetecida que custodia.

Verdad es, que las famosas avenidas del rio de las arenas de oro, han sido, por lo regular, en su aniversario, y que es muy raro se pase su tarde sin que nubes más ó menos amenazadoras aparezcan por la sierra de Huétor, entoldando por intervalos el claro azul de la atmósfera del Estío.

Mas semejantes temores, que de no verlos realizados se abriga consoladora esperanza, no impiden que la famosa verbena fuese una de tantas festividades populares llamadas, por desgracia, a desaparecer, y que, recreando el ánimo, ponia de relieve nuestros tipos y nuestras costumbres.

II.
No esperaban las gentes á que los ardorosos rayos del sol menguasen su brillo, para inundar, en distintos sexos y edades, el agradable paseo de la Carrera del Darro, formando un interminable cordón desde la plaza Nueva, y esparciéndose, ya por las cuestas de la Victoria y del Chapiz, ya por la del Rey Chico, ó subiendo la entonces pintoresca y tortuosa del Avellano.

Cierto que no hay muchas hermosuras como la de Granada, sin que pueda atribuírseme este elogio á pasión como uno de sus hijos.

Venid conmigo y admirareis el lindo cuadro que se presenta.

El Dauro, encajonado y deseando ensanchar su cauce, fertiliza desde Jesús del Valle los alegres cármenes que bordan sus orillas, y que son mansión de salud, nido de hadas y plantel de flores y verdura.

Pasando por el puente de las Chirimías, lame las primeras casas de la Ciudad, y como que desea apresurar su curso bajo la famosa torrentera •vecina de la iglesia, temiendo que el Cubo de la Alcazaba se desplome y entorpezca su corriente.

Á la entrada del Paseo, la vista se eleva contemplando los muros y balconaje del afiligranado salón de Embajadores, y más a lo lejos la torre de los Pieos, y los restos de la cerca de los moriscos adarves, que recuerdan en las noches de luna las
zambras voluptuosas de las esclavas del harem de los soberanos nazaritas.

Y á la izquierda las chumberas de Montes-Claros y los torreones de la enorme muralla donde se abría la puerta de Bib-Guedaix, y el árabe palacio que ocupaba la Aduana de la Seda, uno de los más florecientes ramos de la mercadería musulmana,
y el Sacro-Monte, elevándose majestuosamente á espaldas del cerro del Sol, guardando en preciado templo las veneradas cenizas de los Santos Mártires del Evangelio.

Y á la derecha el camino de aquella poética fuente que Chateaubriand comparó á la de Vaucluse, y donde sus filtradas aguas refrescan los ardores de su penosa subida, precursora de la que conduce á las de la Salud y Agrilla, remedio eficaz de las doncellitas ojerosas á quienes el amor desvela, y que necesitan de un líquido ferruginoso que renueve su sangre y les devuelva el sueño y el apetito.

Y en el valle, á uno y otro lado, florestas de verdes avellanos, cuyas raices besan las corrientes y entre cuyos troncos suspiran las auras, que saturadas de vida llegan á ensanchar el pecho de los que las respiran, sin tener la peligrosa humedad de las de Genil, y con doble y más purísimo y reparador oxígeno.

Y atravesando el puente de las Cornetas, se entra en el paseo llamado de los Tristes, sin duda por la soledad que alli de continuo reina, ó porque en este sitio se despide á los que fueron, y que por la agreste vereda á que da nombre el último
rey musulmán, «Boabdil el Zogoibi, ó Desventurado», son conducidos á la última mansión que á todos aguarda en el Campo de la Escaramuza.

Pues añadid al boceto que toscamente describo, un tocado de cielo purísimo, de un azul que únicamente se conoce en algunas regiones de Andalucía, y entonces comprendereis la verdad de mis palabras, y exclamareis con el insigne Zorrilla:

«Granada, ciudad bendita
reclinada sobre flores;
quien no ha visto tus primores
al nacer debió cegar.»

III.
Pero volvamos al asunto que nos ocupa. Son las cinco de la tarde y la concurrencia es numerosísima.
Una banda de música hace oir sus acordes en medio del arrecife, pero los mozos decidores y las lindas muchachas que de los barrios han venido luciendo su precioso talle, sus ojos hechiceros, y su gracia y su limpieza, realzada con los trapitos de cristianar, es decir, la enagua con faralaes, el mantón de Manila y el manojito de claveles en el cabello, esas no tienen otra frase que la de vamos al rio á recorrer las pasaderas.

Razón es seguir sus deseos, que siempre es gustoso ir en buena compañía, y ocupando la rampa del carmen de la Fuente, nos encontramos con las dichas, en pleno álveo, con arenas y piedras en un lado, y corrientes más ó menos cristalinas en el opuesto.

Entre la bajada de la huerta de Zapata y la linde de la antedicha posesión, los jóvenes solteros de aquellos contornos, se habían entretenido por la mañana en ensanchar el lecho del rio, para que no pudiera vadearse á saltos, y fuera preciso el atravesarlo por cima de unas tablas, que tenían por apoyo dos gruesos peñones en los extremos.

Y me diréis, amados lectores, aquellos que desconocen el motivo, que cuál encanto conducía á aquella peligrosa puente de Mantible, que en verdad ni los honores de senda podía obtener.

Pues bien; yo les responderé prontamente, que el misterio consistía en estar el referido tablado lleno de peguntoso jabón, con gran paciencia y nó muy católicas intenciones introducido, haciendo el andar por él, tan resbalizo y peligroso que era necesaria la habilidad de un equilibrista para recorrerlo.

Y consistía la gala de las mozuelas, unas á sabiendas y otras ignorantes, el atravesarlo, para beber y descansar en un manantial á que dá nombre la Teja por donde un hilo plateado iba a llenar el rústico recipiente.

¡Qué de bulla y de jolgorio, cuando alguna forastera, moza de servicio, más audaz que sus compañeras, intentaba la aventura, dando por postre un episodio de enseñanza libre de robustos cimientos, y de ligas más ó menos verdes ó celeradas.

¡Qué de aplausos cuando unos pulidos novios, llevando las manos entrelazadas por balancín, salían sanos y salvos, mientras la madre desde la orilla, sin atreverse á seguirlos, los llamaba á grandes gritos, que con el murmullo general no oia la mozuela!

¡Pues y cuando un discípulo de Baco, que llegaba de alguna sombra del barranco de las Tinajas, quería lucir sus andares, y á lo mejor se daba un baño, sirviéndole el refrescón de excelente medicina!

Y la algazara de los chicuelos y gente menuda, que saltando como ranas apostrofaban á las tímidas, y eran el coro de los mozalbetes que con pañuelos llenos de garbanzos tostados obsequiaban á sus parejas, ó requebraban á las prójimas que en bandadas como las golondrinas, saltaban de piedra en piedra, enseñando unas cosas cuyo diseño es para quedarse en el tintero!

En estas y las otras, el sol corría á ocultarse detrás dé los montes que rodean la ciudad,y los grupos diseminados en el cauce del rio, y que habían estado de merienda, acudían también á el concurso, y mal que bien salían como á nado de aquellos parajes, aprovechando la conveniencia de que con tantos resbalones y pases, el unto ya se habia quedado en las suelas de los zapatitos de tabinete de las muchachas, y en los claveteados botines de los labradores del camino.

No creáis que esta diversión popular, era solo para la gente de bronce. También las señoritas se atrevían á tomar parte en ella, y muchos caballeros de sombrero de copa, á riesgo de pediluvios, obtenían el apetecido sí, que se sancionaba después en amante diálogo en la reja de su adorada.

No faltaban sus quimeras, sobre si algún celoso marido notó que un prójimo se bajaba demasiado a examinar las extremidades de su cónyuge, ó si un amante mal correspondido veia que su adorado tormento apretaba la mano más de lo regular al hombre que le servia de cirineo en el mal paso, pero más eran los gritos que los coscorrones, y se cumplía perfectamente el adagio, de que no llegaba nunca la sangre al rio.

Algunas reyertas heran objeto de burla, ya porque un activo municipal ó un justiciero alcalde de barrio, al perseguir á los criminales, daban su correspondiente chapuzón al intentar de carrera la peligrosa travesía.

Esto formaba el saínete de las pasaderas en la verbena de San Pedro, olvidada hasta otro año, mientras las tinieblas se extendían por el horizonte, y el tropel de paseantes se apresuraba á ganar sus viviendas, unos satisfechos y otros renegando de su excursión á las Angosturas, denominación técnica del sitio que describimos.

También se encontraban rezagados, como siempre los hay en esta clase de fiestas, durmiendo la mayoría la peana en aquellas orillas, expuestos á que una avenida de las que no avisan, que es otra de las condiciones especiales del apacible Dauro, los llevase mal de su grado á despertar á Sevilla, envueltos entre las turbias oleadas de la tormenta.

Y asi mismo á otros á quienes el peleón les daba por guerreros, aguardaban la noche para moverla, como le aconteció á un terne de mi conocimiento, que ya dadas las Ánimas quiso pespuntar el guitarro á un grupo que sentado en escondido poyo, se ocupaba en rezar y no oraciones, y entonando aquello de:

«San Pedro como era calvo,
le picaban los mosquitos.»

Obtuvo por la irreverencia un formidable estacazo, que lo llevó á San Juan de Dios á continuar el interrumpido solfeo.
Y de esta y como esta, no faltaban escenas para apéndice, siendo el pasto sabroso del siguiente dia, en corrillos y tabernas, y la ocupación no deseada de escribanos y alguaciles.

Pero los tiempos mudan, y las costumbres populares, tan arraigadas desde hace siglos, se van perdiendo en esta atmósfera excéptica ó indiferente que nos rodea, y las antiguas fiestas donde el patriotismo y la religiosidad se demostraban, hoy cuando menos sirven de casos de burla, eclipsándose aquellas hermosas luces del olmo, ante los rojizos resplandores del petróleo y los embales crecientes de la revolucion universal.

¡Ay! que por lo que hace á nuestra patria, el Señor permita que se mejore algún tanto aquel non possumus que, como dicho á San Pedro, servirá de final á esto artículo.

Cuéntase que el Apóstol, deseoso de llenar á España de celestiales dones, pidio y obtuvo de su Divino Maestro para aquella, un horizonte purísimo, una vegetacion lozana, un clima saludable y una belleza especial para los en esta tierra nacidos.

Pero al querer, como conjunto de tantas finezas, un paraíso, le respondió el que todo lo puede:
—Eso es imposible; entonces seria el segundo paraíso.
Y asi ocurre, es un paraíso, pero con serpientes.

domingo, septiembre 25, 2011

El Rio Darro y sus 14 Puentes.

Río Darro.
El Río Darro nace en Huetor Santillán, antiguamente había dos fuentes, la primera ubicada en el cala de los Mármoles, que daba vida al nacimiento pero en la actualidad está seca y la segunda que es la fuente de la Teja de donde le viene al río las primeras aguas, esta fuente es llamada así porque tiene una teja encima, en la actualidad está seca, no obstante el agua emana frente a ella y por ello se continúa diciendo que el agua proviene de la fuente de la Teja.
Se dice que el nombre de Darro viene originalmente de la palabra Romana para el oro (Aurus) porque la gente lavaba oro en las orillas.
Los árabes cambiaron el nombre a Hadarro y después los cristianos lo renombraron Dauro que significaría "que da oro", ya que hasta mediados del siglo XX se podía encontrar gente cribando la arena del río en busca de oro, así fue cambiando de nombre hasta ser conocido como Darro.
Realmente donde las personas buscaban oro era frente del cortijo de Jesús del Valle que se encuentra más arriba del Sacromonte, a las espaldas del llano de la perdiz.
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 En este lugar divide sus aguas con la Acequia Real que regara y abastecerá de agua al complejo palaciego de la Alhambra.

A lo largo del río existían piedras que marcaban la distancia en Kilómetro, y había una cada un kilómetro, hoy día aun se conservan algunas como es el caso de la del kilómetro número cinco y justo debajo del número aparece la palabra Darro, también la del kilómetro número ocho que a unos cien metros más abajo es donde se une el río Carchite con el rio Darro, el primero tiene menos afluente pero al igual que el del Darro ofrece un canal para la fábrica de la luz, ambos ríos pertenecientes a Huetor Santillán.
El río Darro continua hacia la capital y se le une el río de Beas de Granada en el cortijo de Cortes, luego pasando la calle Reyes Católicos de Granada llamada popularmente el “embovedado” se produce la desembocadura del Darro en el río Genil, afluente del río Guadalquivir.
En una época, el río fluía por el centro de Granada pero en el siglo XIX fue cubierto a partir de Plaza Nueva por tres importantes causas, las continúas inundaciones que provocaban grandes destrozos y víctimas humanas los malos olores y contaminación, y para poder crear un nuevo orden urbanístico que dinamice el tránsito entre una y otra parte de la ciudad.

Hay cinco puentes visibles que cruzan el cauce del Río Darro: puente del Aljibillo, puente de las Chirimias, puente de Cabrera (del siglo XVI), puente de Espinosa (siglo XVI). También pueden verse los restos del puente de los Tableros (construido en el siglo XI) un antiguo puente árabe que fue derribado a mediados del siglo XVII, y ahora sólo quedan su base y parte de su arco de herradura.
Es el río que surte de agua a la Alhambra, y da nombre a dos calles de Granada: Carrera del Darro y Acera del Darro.
Ya en época cristiana, tras las tormentas de 1520, y para evitar nuevos daños a las personas y a los bienes de la ciudad, “se mandó labrar una presa a fin de que el agua no hiciera más daño”.
Por el uso de los materiales utilizados para su construcción, la presa recibió el nombre popular de “la terrera”.
Pero en la creencia de que el problema ya estaba resuelto, ocurrió que el 5 de Marzo de 1600 una fuerte y terrible tormenta, con una gran avenida de agua, sería una fecha dolorosa para la ciudad.
El agua del cauce del río Darro bajaba muy rápida por el arroyo del Hornillo y embistió con toda su fuerza a “la terrera”, situada cercana a las mismas faldas de la Alhambra, que no aguantó y ocasionó el desmoronamiento de gran parte del socavón que había producido la explosión de un polvorín en el siglo XVI, socavó su margen izquierda dando lugar a un desprendimiento en el tajo de San Pedro.
Estos desprendimientos de tierra cegaron el cauce del río y éste se desbordó e inundó la ciudad, causando cuantiosos daños y víctimas.
En 1629 se produjo otra gran crecida del río que inundó el centro de la ciudad, anegó de agua toda la Catedral y destruyó más de cincuenta viviendas.

Los 14 Puentes del Rio Darro.


Ver Recorrido Turistico Río Darro. (Granada) en un mapa más grande
Desde la entrada del río Darro en la ciudad, por el paseo de los Tristes, hasta su desembocadura en el río Genil, los puentes que se tendieron en la ciudad para unir, en dos épocas históricas diferentes, las dos orillas fueron catorce, en un tramo urbano de 1.920 metros, que primero discurre descubierto desde el puente del Aljibillo a la iglesia de Santa Ana (653 metros) y después discurre embovedado desde Santa Ana al río Genil (1.267 metros).
9 Puentes durante la época Musulmana.
5 Puentes durante la época Cristiana.

1 Qantarat al-Harratin o al-Harracín o Puente del Aljibillo o Puente de los Labradores. (Musulmán).
Situado en el paseo de los Tristes, frente a la cuesta del Chapiz, es conocido como Puente de la Puerta de Guadix, al-Harracín o de los Labradores, ya que harraz significa labrador y el plural es Harracín, aunque también se ha transcrito Harratin.
De su época sólo se conserva su fábrica en el estribo sur, en la margen izquierda del río Darro, su última reconstrucción tuvo lugar en 1861.

1a Acequia superior de la Alhambra

Por ella vierte al rio Darro las aguas que procedente de los Albercones de la Acequia Real situados en el Generalife, riegan la zona superior del complejo palaciego, bajando sus aguas por la cuesta Del Rey Chico, llamada popularmente la cuesta de los chinos.

1b Antigua Espartería y Hotel Reuma

Sobre la antigua Espartería donde se encontraban unos talleres de cordelería, se encuentra el Hotel Bosque de la Alhambra, más conocido como Hotel Reúma, por estar situado en uno de los sitios más fresquitos de Granada, junto al río Darro.
Este hotel se inauguro el 20 de Mayo del 1910 y desde su apertura estuvo relacionado con el misterio y las intrigas, en Granada en esa época había tres Logias Masónicas, una denominada Alonso Quijano en la calle Duquesa, otra en la calle Elvira, que se supone fue la logia Ángel Ganivet y otra denominada Alhambra, en el Hotel Bosque de la Alhambra, en 1940 se acuso a García Lorca de haber pertenecido a la masonería, iniciado en la logia Alhambra con el nombre de Homero.
Se hospedaban en el, forasteros y también granadinos que buscaban sosiego y tranquilidad.
Por su bello emplazamiento y su cercanía a la Alhambra, desde donde se podía subir en pocos minutos por la vecina cuesta de “Los Chinos”, era un sitio ideal para hacer excursiones o caminar.
Parece que estuvo abierto poco tiempo pues su manifiesta humedad dañaba la salud de los huéspedes quedando solo unos caseros a su cuidado después de cerrar.
En los Corpus de los años 50 y 60 sirvió de camerinos para los actores de las obras de teatro y zarzuelas que se montaban, con un gran escenario sobre el rió.
Futuro del Hotel.
En un principio tras su compra por el Patronato de la Alhambra era el de derribarlo por su estado ruinoso, pero posteriormente ha sido adjudicado a un arquitecto para convertirlo en un centro de interpretación del monumento y de conexión con la ciudad. El proyecto contempla recuperar parte del viejo Carmen de las Chirimías y su estilo original, similar al del Granadillo. Por tanto, desaparecerá la imagen que luce el antiguo Hotel Bosque de la Alhambra desde hace más de 90 años.


2 Qantarat Inb-Raxiq o Puente de Raxiq, de las Chirimias. (Musulmán)

Situado en el paseo de los Tristes, junto la antigua puerta de Guadix y al Carmen de las Chirimías, que era conocido durante la época musulmana como puente del hijo de Raxiq y durante la época cristiana como puente del Monte de Piedad o de las Chirimías, por las casas ubicadas en la margen derecha donde estuvo el primer Monte de Piedad de Granada y la Casa de las Chirimías, instrumentos de viento que se tocaban desde los balcones de esta casa, durante las fiestas que se realizaban en la Plaza.

2a Iglesia de San Pedro y San Pablo

En este peculiar paraje, se nos presenta de inmediato frente a la portada de la Iglesia de San Pedro una grácil placeta con pretil que se ha configurado a partir de un muro de contención que roba espacio al lecho del Río. La Iglesia es de estilo Mudéjar y Renacentista, trazada por el arquitecto Juan de Maeda, discípulo de Diego de Siloé, fue edificada en el siglo XVI, entre los años 1559 y terminada en 1567.
Fue construida sobre una Iglesia derrumbada en 1559, edificada a su vez sobre la Mezquita al-Geuza o Mezquita de los Baños.
Se encuentra en la vía "Carrera del Darro", frente a la Casa de Castril, junto al río Darro y a los pies de La Alhambra.
La torre, algo maciza pero aligerada por el retranqueo del cuerpo de campanas, el saliente del alero y, sobre todo, por el excepcional encaje en el paisaje dialoga con la entrada principal, desde la que podremos observar dos estructuras de gran interés paisajístico y arqueológico: el tajo de San Pedro y el acueducto de Santa Ana.

2b Tajo De San Pedro y Acueducto Santa Ana
El primero de ellos es un accidente geográfico muy popular en Granada y que forma parte de su tradicional paisaje urbano. Enclavado bajo la torres de la Alhambra produce la impresión de que podría desplomarse, poniendo en peligro la integridad del monumento nazarí.
Es un elemento muy documentado históricamente y parece ser que su formación no es tan natural como cabría pensar, por un lado sería la corriente de agua la que socavaría la base de la ladera del monte de la Sabika, obligada por la construcción de la dársena sobre la que se eleva la iglesia de San Pedro.
El tajo tiene 65,5 m de altura y ha progresado en su deterioro hasta situarse hoy a 23,9 m de las murallas de la Alhambra,  cortando esta colina, se trata de un fenómeno geológico tan singular como lo sería la Torre de Pisa, en Italia, en el plano estructural, en el que, junto con la erosión propia del río Darro, han intervenido la meteorización, los fenómenos tectónicos y las filtraciones.
Los diversos desprendimientos en el Tajo de San Pedro le han llevado a estar, en su cota superior, a sólo 23,9 m de las murallas de la Alhambra, y donde varias torres podrían verse afectadas por un deslizamiento de tierra, en caso de un terremoto o una fuerte crecida del río Darro.
Por otro lado, la explosión en 1590 de un molino de pólvora emplazado en el lugar, provocaría un derrumbamiento de parte de la ladera, acrecentado su tamaño y deterioro.

Estos hechos parecen explicar también la existencia del acueducto de tres ojos que vemos tras los arbustos. Antes de que existiera el tajo, al menos con la morfología actual, pasaba por aquí la acequia de Santa Ana o de Romayla (si nos atenemos a su nombre Musulmán) que recogería su agua del Darro, para luego conducirse por el camino del Avellano y la ladera baja de la Sabika.
La repentina formación del tajo destruiría un tramo de la acequia lo que obligó a realizar el acueducto para que la canalización pudiera seguir cumpliendo su función. Es, por tanto, una obra de finales del siglo XVI, pero que constituye uno de los pocos vestigios que se tienen de la existencia de la mencionada acequia.
3 Qantarat al-Qaid Ibn Tauba o Puente de los Tableros. (Musulmán)
Mandado construir por el visir del Rey Badis en el Siglo XI, se cree que fue una puerta, la de los Tableros o Adufes, Bib al-Difaf. En cualquier caso, su interpretación como puente, puerta o ambas cosas a la vez es problemática.
Sí parece estar claro que es el punto por el que la fortificación de la Alhambra se unía a la cerca de la ciudad a través de una coracha, que claramente se ve que asciende hacia la Alhambra. Fue construida en el último periodo Zirí con piedra arenisca traída de la Malaha, entonces serviría también para llevar agua a brazo a la fortaleza que existía en la Colina Roja, antes de que Muhamad I construyera la Acequia Real que habría de llevar agua al nuevo palacio.
 Así lo atestigua el resto que queda en pie. La poterna de ladrillo que se ve hoy cegada sería la salida de los pasadizos de su interior.
Los cortes que se ven en la parte interior del puente sujetaban una reja de hierro para impedir que los enemigos llegasen a la ciudad desde las orillas del río.

La puerta, a su vez, llamado también de las Compuertas, serviría circunstancialmente para hacer un dique y embalsar cierta cantidad de agua, que soltada “de un golpe” arrastraría los residuos de los numerosos talleres artesanales que había por bajo a lo largo del cauce.
Se decía en su época que un jinete podía recorrer la parte superior del muro antiguo y, tras cruzar el puente a caballo, llegar a la puerta de las Armas.
El puente de los Tableros fue derribado en la primera mitad del siglo XVII.
Bañuelo

Planos originales del puente.

4 Puente de Espinosa (Cristiano)
Su nombre corresponde al letrado Cristóbal de Espinosa, que era propietario de la casa y huerto del Almez, que se extendía a espaldas del puente de los Tableros.
Descendiendo por la Carrera del Darro se encuentra un cabo del barrio de la Churra, que por esta parte es un racimo de viviendas apiñadas en la estrecha franja de terreno que corre entre el río y la abrupta ladera de la colina de la Sabika.
El cercano puente de Espinosa, que nos introduce en este nuevo barrio, debe de ser época cristiana tardía ya que no se tienen noticias de que existiese en el período islámico de Granada a pesar de que, como se ha indicado, la Churra es de origen nazarí (Rabad al-Yurra). Un balcón excepcional para el transeúnte desde el que recrear la vista sobre este tramo central de la Carrera, es una placeta con pretil situada a la derecha del puente, ya en el barrio de la Churra.



5 Puente de Cabrera (Cristiano)
Su nombre corresponde a Don Pedro Cabrera y Jaques de Mansilla, Comendador de Ocaña y que fue Teniente del Generalife.
El puente de Cabrera, que une la Carrera del Darro con el barrio de la Almanzora, entre el Río y la cuesta de Gomérez, es uno de los pocos en pie que quedan de los numerosos pasos que jalonaban el Darro a su paso por la ciudad, hasta la construcción de los embovedados modernos, y que han coadyuvado a forjar la imagen romántica de su cauce urbano. Consta de un sólo arco, ligeramente rebajado, con rosca de ladrillo y un alto pretil de mampostería y encintados de ladrillo, Como el cercano puente de Espinosa, pudo haberse construido al tiempo de la remodelación urbana de la Carera del Darro, a principios del siglo XVII, tras el estallido del molino de pólvora junto a la iglesia de San Pedro, en 1590.
Estos dos puentes, que se conservan en la actualidad en la Carrera del Darro, unían el Albayzín con los barrios de Almanzora y La Churra.
Son puentes de obra de ladrillo y piedra y que dan a esa calle todo un aire romántico que la han convertido en una de las calles más románticas de Granada, al pasear bajo la Alhambra y El Albayzín, desde la margen derecha del rio Darro.
En la actualidad, hay un proyecto para desarrollar un nuevo paseo por la margen derecha del río Darro, desde la iglesia de Santa Ana hasta el Hotel Reuma, que se convertiría en ese punto de información turística que la zona demanda.
6 Qantarat al-Hagimin o Puente de los Barberos o de los Alhajanes (Musulmán)
Ya que Hagim significa Barbero siendo el plural Hagimin.
Situado junto a la Mezquita que daría lugar a la Iglesia de Santa Ana, era un puente de piedra que comunicaba la Aljama Almanzora con el Albayzín. También fue llamado puente de Santa Ana.
En 1498 fue ensanchado y en la inundación de 1835 sufrió importantes daños y ya en 1880 fue destruido cuando se construyó la cubierta que dio lugar a la aparición de la plaza de Santa Ana.

6a Iglesia de San Gil y Santa Ana

La Iglesia de Santa Ana forma parte del conjunto de las interesantes Iglesias Mudéjares de la ciudad; se sitúa junto a la Ribera del Darro, en el amplio espacio dominado por la Plaza Nueva, próxima a la Real Chancillería y al pie de La Alhambra.
Se erige en el año 1537 según proyecto de Diego de Siloé, el artista de más renombre de la época en su zona, en el solar donde anteriormente se encontraba un Oratorio Islámico, la mezquita Al-jama Almanzora, y consta básicamente de una sola nave a la que se le adosan capillas laterales y una excelente Capilla Mayor. De aquella anterior mezquita se conserva hoy su alminar, una bella torre de ladrillo de gran esbeltez, donde se superponen hasta cuatro tramos de huecos centrados en su cara principal, sabiamente organizados de menor a mayor en su orden de altura, todos con sutiles elementos decorativos a modo de alfiz que los enmarcan superiormente.


6b Acequia de la Alhambra
Este canal subterráneo por donde vierten las aguas la Acequia Real tras su paso por la Alhambra al Río Darro. Podemos decir que es el último punto donde las aguas secuestradas del rio, después de regar los jardines y recintos palaciegos y llenas de historias y cuentos de la Alhambra, va camino del rio Genil para compartir sus secretos con él.
Recientes estudios sobre el terreno han revelado la existencia de otro puente que permanecía desconocido hasta el momento y que se encontraría en el barranco que forma la actual cuesta de Gomérez en su desembocadura en el Darro. Este puente se le llamaba de los Pescadores en algunos textos; realmente no salvaba el rio, se encontraba junto a él dando paso del Adarve del Álamo al Barrio de la Almanzora..

7 Qantarat al-Hattabin o Qantarat al-Hamman al-Tix llamado el Puente del Hamman Al-Tay, era el Puente del Baño de la Corona o de los Leñadores (Musulmán)
El nombre de Baño de la Corona era por estar situado junto al Baño de la Corona en la Plaza de Cuchilleros, y comunicaba la calle Elvira con el antiguo acceso a la Alhambra.
Este puente fue el primero que sufrió el ensanche que a la postre conduciría al embovedado del Darro, dando así origen a Plaza Nueva y que con autorización de una Real Cedula de los Reyes Católicos fue realizado en 1.504 por el morisco Ali Mediana.

7a Acequia del Santo Spirito

Esta acequia parte cerca del puente de Los Leñadores en su margen derecha, en su dia llevaba agua del Río Darro al arrabal del Arenal

8 Qantarat al-Qarraqim o al-Gharrazín o Puente de la Gallinería, de San Francisco y de los Sastres y de los Zapateros (Musulmán)
Ya que Gharrás significaba Zapatero y el plural era Gharrazín o Qarraqim, que era el Puente de los Zapateros de Alcorques.
Situado el puente frente a la antigua calle Sierpe Alta, una calle que desapareció cuando se abrió la actual plaza de Isabel la Católica, y comunicaba el Realejo con la calle Zacatín, en cuyo entorno se establecieron los gremios de artesanos.

Cerca estaban el baño de Qarraqim o de los Zapateros y la antigua Alhondiga Zaida de los Cristianos y en la margen contraria estaba cerca de la Gallinería, que fue la Casa de la Justicia del Reino de Granada durante la época musulmana.

9 Qantarat al-Aadit o Puente de lo Justo (Musulmán)

Situado en la calle del Estribo, y daba acceso al Tribunal de los Mercaderes erigido en una zona del Zacatín cercana a la Mezquita Aljama, en el corazón de la medina de Granada.
al-Aadit es una palabra árabe que significa lo justo o la cosa justa, y que aquí está en relación clara por el puente de acceso con el Tribunal de los Mercaderes.
10 Qantarat Yidida o Puente Nuevo o del Carbón (Musulmán)
Comunicaba el Zacatín y la Alcaicería con la alhóndiga Yidida o funduq, hoy conocida como el Corral del Carbón.
 Este puente fue destruido en el siglo XIX al ser cubierto el río con el embovedado que dio lugar a la calle Reyes Católicos.

10a Corral del Carbón
El Corral del Carbón es un monumento del siglo XIV. Es la única Alhóndiga Andalusí conservada en su integridad en la Península Ibérica.
Fue construido durante el reinado nazarí, con anterioridad a 1336, y su nombre original era Al-Funduq al-Gidida, o Alhóndiga Nueva. Situada al sur de la ciudad musulmana, junto al mercado de la seda o Alcaicería, al zoco de la Medina, y a la Mezquita Mayor, servía de posada para los comerciantes en tránsito, de almacén y de mercado al por mayor. Un pequeño puente que se llamó al-qantara al-yadída (Puente Nuevo) hasta 1501, y más tarde puente del Carbón, situado sobre el río Darro comunicaba la Alhóndiga con el Zoco.


11 Qantarat al-Dabbayin o Puente del Álamo o Puente de los Curtidores (Musulmán)

Situado en la calle Sierpe (en la margen derecha) la calle Zaragoza (en la margen izquierda), unía la plaza de Bib-Rambla con el Convento de Franciscanos Casa Grande, hoy Plaza del Carmen, a través de la puerta Bib-al-Dabdaguinb o puerta de los Curtidores.

11a Tinajas De Los Tintoreros Nazaríes
Restos arqueológicos bajo el embovedado de las Tinajas que los curtidores Nazaríes que utilizaban para sus labores de teñido y lavado de las pieles, esto causaba malos olores y contaminación del Río, un motivo más para contaminar el insalubre Rio Darro en esa época.

12 Puente de la Paja o del Rastro (Cristiano)

Situado en lo que hoy día es Puerta Real, en el momento de su construcción (finales del siglo XVI-comienzos del XVII) se situaba delante de la puerta del Rastro, apertura en la muralla defensiva que por aquí corría, para después enlazar con la puerta de Bibataubín.
Conectaba la zona de calle Mesones con las mancebías (margen izquierda). En la margen derecha se localizaban una gran cantidad de posadas y mesones (que dieron nombre a la calle). Además, la existencia de una alhóndiga a mitad de la calle, y otra cercana al puente (Alhóndiga Zayda), numerosos talleres de diferentes oficios como carpinteros, boteros, zapateros, etc. aseguraban el paso de una gran cantidad de personas. Fue adquiriendo por ello una gran importancia esta zona, sumándose el hecho de la construcción de un Corral de Comedias (s. XVIII) muy cercano al puente.
Esto hizo que en diferentes momentos se realizaran ampliaciones del puente, un inicio del posterior embovedado que conllevaría su desaparición, a mitad del siglo XIX.
El nombre de Rastro proviene de la situación que tuvo éste en las cercanías, hasta que fue trasladado a la zona de las Angustias. Este puente desapareció definitivamente en 1866.

  
12a El Reventón de 1951
 
 
De todas las riadas que ha sufrido a lo largo de su historia el Río Darro, solo tenemos constancia grafica de la ocurrida el día 12 de Septiembre de 1951.
Para muchos granadinos la tarde del 12 de septiembre de 1951, la del reventón del Darro en Puerta Real, era «el fin del Mundo». Así, como suena. Nadie se podía imaginar el espectáculo que tenía ante sus ojos. Al silencioso y oculto río Darro se le acababan de hinchar las narices y había tirado por la calle de en medio. Ya en Reyes Católicos el aire acumulado en el embovedado presentaba tal presión que lanzó por los aires, como una pavesa, la rejilla metálica de ventilación situada a la altura del Corral del Carbón, creando un imponente surtidor que inundó los comercios de ambas aceras. Pero lo peor llegó unos minutos más tarde. El arquitecto municipal, Miguel Olmedo Collantes, quien se encontraba asomado a un balcón de su casa en el edificio Olmedo, describiría el impresionante espectáculo de Puerta Real: «El pavimento comenzó a agrietarse y a temblar como si fuera un movimiento sísmico. Inmediatamente después se produjo el rompimiento del embovedado. Las aguas saltaron en una ola gigantesca de más de diez metros y volaron por los aires adoquines, maderas, troncos de árboles y las grandes piedras de sillería del antiguo puente de la Paja que había en ese lugar.

13 Puente de Castañeda (Cristiano)
Fue construido en el siglo XVII para comunicar la zona del Campillo con el cada vez más poblado barrio de San Antón. Estaba situado en la zona de Acera del Casino, a la altura de la calle “Puente de Castañeda”, cuyo nombre lo recuerda.
Este vistoso puente tenía arco de medio punto, con dovelas y pretil de piedra labrada, y el resto en sillarejo. Tendría una inclinación en sus dos vertientes, y con unos amplios estribos que encauzaban el agua del río.
En los diferentes desbordamientos del Darro, sobre todo el ocurrido en 1835, sufrió numerosos daños, aunque su desaparición se produce en la segunda mitad del siglo XIX con el embovedado realizado desde el puente de la Paja. Se conformaba así la fisonomía de una gran explanada para el uso y disfrute de los paseantes de la época.

14 Puente de la Virgen (Cristiano)
Construido en el siglo XVII para enlazar la zona del Rastro y de las Angustias que se situaban en la margen izquierda, con la zona de las numerosas huertas y que poco a poco iba cambiando su fisonomía por el crecimiento del barrio.
Formado por un arco rebajado, con dovelas y pretil de sillares tallados. Como característica peculiar se le recuerda por la inclinación pronunciada de las dos vertientes del mismo. En algunas imágenes conservadas se observa también lo característico del estribo de la margen derecha, por su amplitud y el estrechamiento que producía en el río.
Se situaba en la actual Acera del Darro, a la altura de la calle “Puente de la Virgen”, nombre que atestigua su existencia. Desaparecido en la última fase de embovedado del río Darro, hacia 1938. Construidos ambos puentes a finales del siglo XVIII para comunicar la ciudad desde la zona del Campillo y el barrio de la Virgen con el barrio de San Antón.
Fueron demolidos en 1938 para ejecutar la bóveda de cobertura del río Darro hasta su desembocadura con el río Genil, completando la bóveda que ocultaría el río Darro desde la iglesia de Santa Ana hasta la desembocadura con el río Genil y que dio lugar a un nuevo eje de comunicación vial de 1.920 metros el centro de Granada (Plaza de Santa Ana, Plaza Nueva, Calle Reyes Católicos, Puerta Real y Acera del Darro).
Algunos estudiosos y autores han reconocido la existencia de otros puentes y pasarelas sobre el cauce del Río Darro como por ejemplo el reflejado en el plano de Granada Dalmau del año 1796, en la zona de las Tenerías y que a juzgar por la falta de restos arqueológicos y de las noticias que se tiene debió ser de madera.

14a Desembocadura


Mapas y Planos

Plano 6 primeros Puentes.
Plano 8 ultimos Puentes.
Granada Histórica
Granada 1492-1800
Granada Siglo XVI-XVII
Granada 1590
Granada 1795-96
Granada Siglo XVI
Obras 1800-1900
Granada 1811
Granada 1812
Granada 1845
Granada 1853
Granada Siglo XIX
Granada Siglo XIX
Granada 1890-1920
Granada 1894
Granada 1903
Granada 1903
Granada 1927