Historia y Localización:
El edificio central y sus jardines fueron construidos entre 1914 y últimos años de la década de los años veinte, teniendo una superficie construida de aproximadamente 3.100 m/2. La edificación y jardinería se desarrollan en distintos niveles, dando lugar a la creación de jardines colgantes con patios.
La vía principal, a la que se accede más monumentalmente desde el pórtico del Patio de Venus, comunica éste con la calle Aire Alta, después de salvar un considerable desnivel por medio de varios tramos de escaleras.
Pasadizos Historia:
Durante la limpieza y adecuación del solar que compró José María Rodríguez-Acosta con el fin de construir su estudio, cuando comenzaron a plantear los cimientos, salió a la luz una galería subterránea, larga y profunda, posiblemente del tiempo de los moros.
“Rodríguez-Acosta mandó no solo conservarlas sino prolongarlas y adornarlas de modo fantástico, de suerte que vinieron a formar otro palacio subterráneo bajo el que se construía fuera”.
Esta descripción es la más aceptable de todas las que se han sucedido; las características de estas galerías y su carácter misterioso, oculto y enigmático, han dado pie a todo tipo de interpretaciones, leyendas y conjeturas, algunas muy extendidas pese a no tener el más mínimo fundamento científico, ni histórico, ni arqueológico.
En principio podríamos sospechar que, la mayor parte de las vías que sirven de comunicación directa con el interior del Carmen-estudio, y con la casa que denominamos “Residencia de artistas”, así como las puertas y oquedades ciegas con acceso desde el jardín, pudieron ser adecuaciones e incluso, zonas nuevas abiertas con motivo de la construcción de este edificio, y que debían estar en relación con funciones y usos, específicos requeridos por el propio José María Rodríguez-Acosta.
Además de funciones de paso, y almacén, no hay que olvidar la necesidad de dar la ventilación apropiada a estos espacios, ya que sin ésta, el exceso de humedad acabaría por hundirlos, circunstancia que pudo darse en otros tramos presumiblemente existentes bajo solares colindantes, al ir cegándose poco a poco el recorrido que dibujaran, por la necesidad de separación e incomunicación que requerirían los distintos propietarios de las viviendas que sobre ellos se erigían.
Posibles Utilidades:
Prospecciones Auríferas:
Para algunos investigadores (García Pulido, 2008), muchos de estos pasadizos y abovedamientos del subsuelo, tienen relación con las explotaciones mineras auríferas romanas (ruina montium) del Cerro del Sol y la Colina Roja (colina de la Alhambra, llano de la Perdiz, hasta Cenes de la Vega). Por lo que habría que buscar un origen aún más antiguo (s. I d.C. ) y un uso más industrial que bélico, a la mayor parte de todos estos entramados subterráneos que discurren por toda la zona del Mauror, coronando la Antequeruela alta y que van buscando la Colina Roja.
La Fundación Rodríguez-Acosta, situada junto a Torres Bermejas, se asienta sobre el denominado Conglomerado Alhambra; ésta formación conglomerática, que a veces puede verse incluso en superficie (tapia del Carmen de los Catalanes en el mismo Callejón Niños del Rollo), ocupa tanto la colina en que está asentada la Alhambra como el Llano de la Perdiz, así como la zona ocupada por los barrios históricos del Sacromonte y del Albaicín. Se trata de un gran paquete de conglomerados de unos 200 m. de espesor visible, con una estratificación dispuesta horizontalmente o con ligero buzamiento hacia la Depresión de Granada. Esta formación ha sido interpretada como un depósito ligado a abanicos aluviales coalescentes procedentes de los relieves situados al norte y este de la Depresión de Granada (Sierra Arana y Sierra Nevada). Su edad es, según Martín y Braga (1997), Plioceno basal. Litológicamente, la formación Alhambra está formada por conglomerados heterométricos sin cementar con matriz arenosa-limosa y cantos de rocas metamórficas.
Mazmorras:
En época nazarí, la población de religión distinta a la islámica en Granada se reducía a viajeros o comerciantes y principalmente a los cautivos. Estos, en su mayoría castellanos habitantes de las tierras limítrofes con Granada, eran hechos prisioneros durante las frecuentes refriegas y escaramuzas que se producían entre ambos reinos. Un interesante documento gráfico sobre este tema se encuentra en la denominada “casa de las pinturas” del Partal de la Alhambra en la que se observa una escena del regreso de soldados con cautivos cristianos, siendo este uno de los pocos testimonios nazaríes sobre el tema. Más numerosas son las fuentes cristianas como las que afirman que en el momento de la toma por los Reyes Católicos había en Granada entre setecientos y mil quinientos presos, “pocos” ya que muchos otros murieron durante su cautiverio.
Este se situaba en la denominada loma de Ahabul que iba desde Torres Bermejas hasta la puerta de los Siete Suelos que entonces se llamaba Bab-al-Guduz, la puerta de los pozos, por existir en esta zona numerosos silos que pudieron servir como almacenes o mazmorras, o ambas cosas.
El viajero alemán Jerónimo Munzen pudo verlo en persona en 1494 y lo describe como “un lugar espacioso, rodeado por un muro, donde hay catorce profundas cuevas, muy estrechas por la parte alta, con un solo orificio, de mucha profundidad y cavadas en la misma roca”. Fue conocida esta prisión por los castellanos como corral de cautivos, de cristianos o de Cieza por proceder algunos de dicha población".
Estas mazmorras consistían pues en un profundo pozo de forma troncocónica, por cuya estrecha embocadura se introduciría o sacaría a los cautivos mediante cuerdas o escalas. Igualmente, al estar amurallado, no es descabellado pensar que la fortaleza de Torres Bermejas se integrara en este recinto. Como misteriosa podemos calificar la existencia de numerosos pasadizos subterráneos bajo el cercano Carmen de Rodríguez Acosta, que los especialistas relacionan con estos silos, pudiendo ser galerías de comunicación entre las mazmorras.
A parte de estos pasadizos, al otro lado del callejón del Niño del Royo en el que se sitúa la citada fundación, en el Carmen de los Catalanes o Peñapartida, se han hallado varios de estos pozos y dos torreones que pudieran formar parte de las mazmorras. Igualmente, dentro del propio Carmen de los Mártires, Leopoldo Torres Balbás encontró en 1930 una mazmorra de cinco metros de profundidad por diez de diámetro en su fondo y dos en su embocadura. Todo ello viene a corroborar la importancia y extensión de este recinto en el que además se enterraba a aquellos cautivos que morían durante su cautiverio como afirma el propio Munzen y ratifica el carmelita descalzo natural de Granada e historiador fray Francisco de Santa María: “hanse hallado en este corral muchas sepulturas, que conocidamente fueron de cristianos por cruces y otras insignias que junto a los huesos se descubrieron”. Es por ello que tras la toma de la ciudad se denominó esta loma como “Campo de los Mártires” con fama de lugar santo.
Como silos:
En la zona del Mauror-Realejo, se hablaba tradicionalmente de la existencia de estas zonas que eran utilizadas como alacenas y despensas en los tramos que se ocultaban bajo las casas. En el “Carmen de las ánimas”, cerca de la “Puerta del Sol”, debieron de existir. En la Casa de lo Tiros, en la calle Pavaneras, ya casi a nivel de la medina zirí, encontraron, durante unas excavaciones, parte de lo que sería el arranque de unos pasadizos parecidos a los que existen en la Fundación.
A nivel histórico podemos señalar las mazmorras que aparecen recogidas junto a Torres Bermejas (s. IX-XIV), en la Plataforma de Ambrosio de Vico trazada en 1613. Esas mazmorras, serían en origen silos excavados, como otros que existen en la Alcazaba de la Alhambra, destinados al almacenamiento de alimentos de primera necesidad, para la manutención del destacamento de este baluarte defensivo, en caso de ser sitiado.
Pasadizos entre viviendas Judías:
Los pasadizos de la Fundación Rodríguez-Acosta, están trazados y realizados en este tipo de suelo, con una organización concreta, en absoluto laberíntica, pese a su apariencia inicial, desarrollando un recorrido con ángulos perfectamente escuadrados, que presuponen una planificación previa por parte de una persona con conocimientos constructivos, ingeniero capaz, ya sea antiguo (hispanomusulmán), como del tiempo de construcción del Carmen-estudio, quizás el propio ingeniero Santa Cruz que intervino firmemente al comienzo de obra. A día de hoy, nos es imposible poder distinguir qué zonas son las originales que encontró José María Rodríguez-Acosta ya trazadas y que otras zonas son fruto de la ampliación que éste hace en las galerías, con vistas a darles un sentido y en definitiva, la organización que hoy conocemos.
Con el paso del tiempo fueron cambiando sus funciones. Hoy día pueden ratificarse la existencia de estos y otras oquedades, en el solar del carmen frontero al de la Fundación Rodríguez-Acosta, el llamado Carmen de los Catalanes (propiedad actualmente del Patronato de la Alhambra).
También son conocidas otras en el Carmen de los Mártires, así como los pasos de ronda subterráneos y otros pasadizos existentes en la zona palaciega del recinto amurallado de la Alhambra.
Los Pasadizos Hoy:
Todo el interior del subterráneo está encalado, tanto las columnas, relieves, y otros elementos decorativos añadidos, como las zonas de paramento liso, terminación cálcica que posiblemente se aplicara con objeto de favorecer la consolidación de todos estos elementos, teniendo en cuenta el alto porcentaje de humedad ambiental de estas zonas. El suelo está empedrado con cantos rodados planos, constituyendo uno de los típicos modos de solar, que se conoce en Granada como “empedrado granadino”. El conglomerado Alhambra, difícilmente se puede distinguir, entre los enfoscados de la pared, el pavimento y la homogeneidad que da el encalado. Por lo tanto, y tal como apuntábamos anteriormente, sólo con una minuciosa y cuidada exploración podrían determinarse con exactitud qué zonas excavadas fueron las ampliaciones que realizó José María Rodríguez Acosta.
En principio podríamos sospechar que, la mayor parte de las vías que sirven de comunicación directa con el interior del Carmen-estudio, y con la casa que denominamos “Residencia de artistas”, así como las puertas y oquedades ciegas con acceso desde el jardín, pudieron ser adecuaciones e incluso, zonas nuevas abiertas con motivo de la construcción de este edificio, y que debían estar en relación con funciones y usos, específicos requeridos por el propio José María Rodríguez-Acosta. Además de funciones de paso, y almacén, no hay que olvidar la necesidad de dar la ventilación apropiada a estos espacios, ya que sin ésta, el exceso de humedad acabaría por hundirlos, circunstancia que pudo darse en otros tramos presumiblemente existentes bajo solares colindantes, al ir cegándose poco a poco el recorrido que dibujaran, por la necesidad de separación e incomunicación que requerirían los distintos propietarios de las viviendas que sobre ellos se erigían.
Además de los tramos que podríamos denominar “de ventilación”, que dan acceso al jardín, existen otros que discurren en dirección opuesta a aquellos y que son “galerías ciegas”. Aunque se ha creído que estos tramos sin salida podrían desembocar en la finca lindera, y que por esta razón se llevó a cabo su cierre, esto no es más que una hipótesis sin ratificar.
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