Sieg0 por ti. (Graná)
Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser siego en Granada.
Francisco Alarcón Icaza
Escucha, mujer, atiende a este siego.
Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser siego en Granada.
Francisco Alarcón Icaza
Escucha, mujer, atiende a este siego.
Ven y aprende el ritual conmigo
de morir la noche un poco,
abrazados por el rojo vino
y la caricia cálida del juego loco...
¡Échame algo en la mano que te tiendo!
¡Échame algo en la mano que te tiendo!
Al menos, el perfil de tu cadera
o si acaso te sientes rumbosa
te pido incluso envejecer juntos
el resto de esta noche entera.
.-.-.-.-.
.-.-.-.-.
Te pido que te acuestes en la estera
que sabes caliente de mi vientre
y que te sirva de sábana mi boca
y que esta sea la muerte que te toca
por la simple razón de estar presente,
siego por ti, que a ti mendigo
la mejor limosna que te pido.
.-.-.-.-.
En el abrazo solo
piedra y silencio
la corteza de la soledad
como la savia asoma
en las cuencas
de los ojos
siegos
y aun así, presos,
encadenados a la fuerza,
lenguas brazos venas dedos,
como tentáculos
se adoran los cuerpos.
.-.-.-.-.
En el abrazo solo
piedra y silencio
la corteza de la soledad
como la savia asoma
en las cuencas
de los ojos
siegos
y aun así, presos,
encadenados a la fuerza,
lenguas brazos venas dedos,
como tentáculos
se adoran los cuerpos.
Rafael De Cózar
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